En 1994 un grupo de oiartzuarras se reunió preocupado por la incidencia del SIDA en nuestro entorno y con la intención de dale algún tipo de respuesta.
Había un aspecto fundamental al que el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) no podía dar respuesta entre los seropositivos y afectados del SIDA: era el aspecto psicológico y emocional.
Por otra parte, vieron la urgente necesidad de hacer un fuerte trabajo en la prevención para frenar la rápida extensión del SIDA.
Con todas esas intenciones y toneladas de ilusión se dirigieron al ayuntamiento de Oiartzun el cual, desde el primer momento, se solidarizó con el proyecto y nos cedió la antigua casa del médico con lo que pudimos empezar a sembrar nuestro proyecto.
En el 97 nos trasladamos al actual local situado en Isasti 11.
Harribeltza encendió sus motores para encauzar la situación psicológico y emocional de las personas por el SIDA. Y a través de una información clara y un impulso en el cambio de algunas actitudes, entre todos, plantarle cara al SIDA.